Sandra es un nombre que no dice nada como muchos nombres modernos que se impusieron en los años setenta del siglo XX, como otros muchos nombres que se habían impuesto antes y se impondrán ahora y después por las mismas razones: cada época tiene sus nombres y, sin embargo, si estos nombres no dicen nada ni aventuran nada de los individuos que los llevan dicen bastante más de sus padres: en ellos sintetizan el futuro que desean para sus hijos y visto en quienes se los inspiraron…
Sin embargo Sandra es una persona peculiar y no escueta ni definitiva como la pronunciación de su nombre; ella es un trozo de libertad hecha carne y deseos, hecha hueso y voluntad y hasta estrella; por ello, estrellada, es decir tierra clara y transparente, agua… libertad y “de la raza” libertARIA.
Extremeña telenacida en el País Vasco por mor -que no por amor de la emigración- quienes la quieren mal la presentan como la vasca, como si los vascos, per se y sólo por ser vascos, fuesen el origen de todos los males y ella fuese mala porvasca (y no es nacionalista creyente ni nacionalista atea)…
Y, sin embargo, ella es corita, es decir originaria de Feria, es decir… originaria también del País Vasco…como casi la inmensa mayoría de los españoles. Y es que por el frenesí de la historia los de arriba bajan y los de abajo suben - y siempre por necesidad- y, por un repetido ¿erupto? genético, siempre somos los mismos.
Por cierto creo que alguna vez Asimov escribió que en el espacio no hay dirección privilegiada: en toda caso una rueda infinita y eterna.
Sus colores, los de Sandra, son muy claros: rojo y negro y, sin embargo, cree en el verde aunque en el azul busca el equilibrio que no le da el rojo solo -es decir prefiere el elmundo al elpais, a eljimenezlosantos a laser, laradiodelosobispos a laradiodel imperio-.
Yo creo que para cambiar el mundo y el pais bastan sólo en la mirada los colores propios… pero los anarquistas, muy suyos ellos y están en su derecho y en su obligación, se reparten, ¡palabra de honor¡, los unos por el mundo los otros por el país; pero ninguno de los anarquistas que conozco debe de ser analfabeto: a ninguno le he visto leer elabc.
Pues bueno: decía que los colores de Sandra son muy vivos y en ocasiones, sangra; la vida a todos va asesinando poco a poco pero ella no es que tenga o tiene una espina en el alma -yo más bien diría que la ocupa una rosa con tallo propio-; pero yo le pediría que cuando vuele mire hacia abajo (la mayor virtud anarquista, su contradicción, es la de volar alto, sobre la utopía, desde la utopía, por la utopía, como mínimo de negociación).
Y la historia, la verdadera historia, la que nunca será escrita, es decir la vida, no sólo es un pellejo… son muchas pieles de muchos colores pero entre ellas la más clara es la piel rojinegra.
Sin embargo Sandra es una persona peculiar y no escueta ni definitiva como la pronunciación de su nombre; ella es un trozo de libertad hecha carne y deseos, hecha hueso y voluntad y hasta estrella; por ello, estrellada, es decir tierra clara y transparente, agua… libertad y “de la raza” libertARIA.
Extremeña telenacida en el País Vasco por mor -que no por amor de la emigración- quienes la quieren mal la presentan como la vasca, como si los vascos, per se y sólo por ser vascos, fuesen el origen de todos los males y ella fuese mala porvasca (y no es nacionalista creyente ni nacionalista atea)…
Y, sin embargo, ella es corita, es decir originaria de Feria, es decir… originaria también del País Vasco…como casi la inmensa mayoría de los españoles. Y es que por el frenesí de la historia los de arriba bajan y los de abajo suben - y siempre por necesidad- y, por un repetido ¿erupto? genético, siempre somos los mismos.
Por cierto creo que alguna vez Asimov escribió que en el espacio no hay dirección privilegiada: en toda caso una rueda infinita y eterna.
Sus colores, los de Sandra, son muy claros: rojo y negro y, sin embargo, cree en el verde aunque en el azul busca el equilibrio que no le da el rojo solo -es decir prefiere el elmundo al elpais, a eljimenezlosantos a laser, laradiodelosobispos a laradiodel imperio-.
Yo creo que para cambiar el mundo y el pais bastan sólo en la mirada los colores propios… pero los anarquistas, muy suyos ellos y están en su derecho y en su obligación, se reparten, ¡palabra de honor¡, los unos por el mundo los otros por el país; pero ninguno de los anarquistas que conozco debe de ser analfabeto: a ninguno le he visto leer elabc.
Pues bueno: decía que los colores de Sandra son muy vivos y en ocasiones, sangra; la vida a todos va asesinando poco a poco pero ella no es que tenga o tiene una espina en el alma -yo más bien diría que la ocupa una rosa con tallo propio-; pero yo le pediría que cuando vuele mire hacia abajo (la mayor virtud anarquista, su contradicción, es la de volar alto, sobre la utopía, desde la utopía, por la utopía, como mínimo de negociación).
Y la historia, la verdadera historia, la que nunca será escrita, es decir la vida, no sólo es un pellejo… son muchas pieles de muchos colores pero entre ellas la más clara es la piel rojinegra.
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