podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

viernes, febrero 16, 2007

PEGATINAS, 1977...


Hubo una vez un tiempo...
A MIGUEL HERNÁNDEZ.

Las manos sí,
para continuarte sobre el espacio
con tu apellido de sudor en las axilas
y tu nombre de callos en el alma;
con los niños limpios en tus labios
y tu mujer, de nuevo, preñada por el rayo de tus versos.
El corazón sí;
pero sangrando la verde clorofila
a los desposeídos
de toda leche divina.
El alma también,
pero armando las pupilas contra el miedo a la niebla,
contra los años rituales y las vigilias
en donde el hombre es una palabra más
para la Náusea hacia la nada.
Antonio Mateos Martín de Rodrigo.
Calamonte, 1976.

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