Cada vez oigo mejor el silencio; sí cada vez es más difícil oir o escuchar las letras de las canciones modernas cantadas a contra diafanidad vocálica o a Pablo Guerrero o a Rosa León o a Luis Pastor o a Joan Manuel Serrat o a Patxi Andion o a etc., etc. de aquella época en que la palabra era una arma cargada de futuro.
Yoplait, más tarde, fue la marca de un delicioso yogurt de origen francés y en mi archivo tengo varias carpetas suyas de propaganda con las más dispares informaciones; por ejemplo una que hace referencia a números; por ejemplo una que dice que el número de generaciones, 52, del Evangelio de Mateo(1,1-17) se corresponde con el número de años del Gran Ciclo Azteca. O con el número de las Semanas del Año de 365 días.
Pero más curiosa es una anotación que me permitían mis observaciones hortícolas en 1987.
El fruto veraniego de la higuera, es decir, el higo, al madurar comienza a abrirse por la parte contraria al pedúnculo formando una Estrella de David perfectamente dibujada.
Creo que la higuera, acaso el primer ser vivo domesticado por el hombre, pudiera ser el único fruto que no presenta una estrella de cinco puntas en su base...
Y Jesús maldijo la higuera (Mateo 21,18-22) que no tenía frutos... es decir la higuera pudiera haber sido símbolo original de la capacidad de procrear o de la fertilidad.
Claro que, citando de memoria a Joan Corominas, el higo es el símbolo dicrónico del miembro reproductor femenino...
N.B. La Estrella de David no comenzó a ser símbolo distintivo judío hasta a partir de la Edad Media.
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