podrán

podrán cortar todas las flores;

siempre habrá un hombre semilla.

jueves, mayo 03, 2007

POÉTICA Xi O DE MIS FALTAS Y DE MIS SOBRAS.


Mi primer retrato de a los trece años (¿me lo hicistes tú que venías de Águilas y acaso te llamabas José María y vivías en la calle Santiago frente a Ángel Cano?)
y mi primera cartera desde antes de los seis años

Pues no, no se te escurre un detalle aunque mínimo sea cuando se trata de encontrarme alguna falta -de ortografía o de sintaxis-; pero no me desagradaría que las encontraras pese a mi Reforma Fonológica que ya no utilizo o pese a transcribir mal, por simple juego literario, lo que otros expresan mal [mejor tampoco me desagradaría que vieras el resto de mis faltas... no las que malhablan de mí sino las que echan en falta tu propia falta].
Y es que yo no me las sé todas, antes al contrario; lo que ocurre es que bajo los imperativos inexcusables de esta Ley de la Selva hay que estar avisado e, incluso, ponerse avieso.
Y te pongo un ejemplo de mis faltas irrellenables: el 14 de marzo de 1970 -pero si aún sólo contaba con14 años- escribía en mi Llerena natal un soneto con faltas aunque no de ortografía sino de medida precisa, de ritmo y de rima:
Mi niña bella, mi lindo amor,/
mírame con angelical mirada /
y ámame como enamorada /
amándome con todo tu ardor./

No me desprecies que tal no merezco/
y compadécete de mis desdichas /
y préstame tu amor y tus dichas /
y de esta manera nada carezco. /

Contigo mi amor y mi amistad /
de buenas ganas yo compartiría /
para mantener la felicidad. /

Tus labios de coral yo besaría /
con amor y recta intención /
y de este modo muy feliz sería./

A decir verdad de pequeño me angustiaba saber y que los demás supiesen que yo sabía; entonces había en Llerena un muchacho -vivía en la calle Ancha, creo que en la acera de la derecha tal como se va a Los Molinos- más o menos de mi edad que sabía mucho y al que le decían el "enteradillo"; luego más tarde me enteré de que el origen, pero no la causa de su mote, era su apellido: "Enterado"; un gran tipo éste, según sus méritos, que, como referencia, me ha acompañado siempre como un misterio pues nunca más volví a saber de él.
De cualquier manera cuando mis compañeros, oficialmente los sabios del Colegio Nuestra Señora de la Granada, fracasaron ante una pregunta de Literatura en el programa Cesta y Puntos de TVE, me alegré de forma insana y es que sólo llevaban al escaparate televisivo "cerebros matemáticos" que sólo mostraban sensibilidad, y vergonzosamente llorona, cuando les cateaban con un cero -tal como le sucedió a Pitagorín cuyas lágrimas me conmovieron-.
Por cierto aunque yo era del bando de los que ni con un vagón de fosglutén reforzado aprobaríamos... en la Reválida de Cuarto de Bachillerato sufrí y gozé un tierno incidente por el que hasta mi padre recibió oficialmente la enhorabuena.
Veréis: el Instituto que nos correspondía a los llerenenses para el examen de la Reválida de Bachillerato Elemental era el Zurbarán de Badajoz; aquella mañana salimos en autobús -el tren era tabú- y mientras guardábamos cola en el pasillo hubo algún lío y mis gafas cayeron al suelo y se rompió el cristal de siempre, el del ojo por el que mejor veía; pero como permaneció el cristal roto en el aro pude hacer el examen mirando por el trozo más grande (las gafas son las del retrato de arriba).
No sé quién era ni de dónde era, pero aún le deseo que muera corriendo delante de un enjambre de abejas asesinas brasileñas; este tal no sabía solucionar el problema de matemáticas y armado de un compás me aguijoneaba para que le diese la solución; como el chivateo estuviese prohibido en mi código de conducta estudiantil y como temiese que me viesen hablando con él aguanté como un hombre las embestidas de aquel morueco hasta que se dió cuenta de que no conseguiría nada.
Y es que yo no sabía hacer el problema; y lo peor es que don Isidoro nos lo había explicado el día antes advirtiéndonos de que podía caer en el examen.
Pero cinco minutos antes del final se hizo la luz, aunque más negra que la propia oscuridad...
Y salí y pregunté a los que tenían expresión de sabihondos por el resultado; ninguno coincidía con el mío... y es que querer aprobar de chiripa...
Pues apróbé de chiripa.
Veréis: Tras comprar algún que otro paquete de tabaco portugués -sería un tres vintes- un grupo de amigos nos dirijimos a la Calle del Burro para ver, claro; pero hete aquí que cuando bajábamos nos encontramos con el director que se dirigía a mí diciéndome que "qué había hecho"; cielo y tierra se unieron a mi alrededor emparedándome y cuando ya estaba resignado al primer castigo en forma de sonora bofetada me dio la enhorabuena; lo que yo "había hecho" según él no había sido desenvainar el sable, había sido crear un nueva fórmula para la solución a un problema clásico.
Y muy buena tendría que haber sido la fórmula porque mi profesor oficial de matemáticas no se dio por enterado -claro que era especialista en sólo darse por enterado de mi presencia en su clase para calentarme las manos y hundirme el cerebro en la nada y las notas en el -273,15º- ; vivíamos entonces en el axfisiante paroxismo de la hipervitaminación y yo no sé si tomaba el fosglutén que se anunciaba en TVE, pero sí disponía de una vitamina propia y más milagrosa: mi puesta en libertad de pensamiento durante los meses de julio y agosto -la cual fue ya la definitiva- porque alguien me dijo que los efectos primarios de la vida no eran peor que los efectos secundarios de las medicinas...
En 1973, viviendo ya en Calamonte escribí que
Una voz,- Tus pies han pisado la tierra estéril, tus manos la han hecho fértil; ya siguen tus huellas algunos hombres, ya verdean rocas y esperanzas.
Y al principio del mini texto teatral había escrito:
- Ahí atrás queda mi nombre incompleto; seguiré caminando para completarlo; seguiré por sus quiebros e irregularidades.
Y en tal cual y tan cuan como entonces sigo; y tú eres mi último quiebro, mi última irregularidad, la última Montaña. Pero la realidad regresa y me viene un dinacuatro reciente en el que anoté:
Dentro de la simbología de las Antigüedades la creación de Eva por Yavé a partir de una "costilla" de Adán es de las más desconcertantes; al menos para mí que evito las interpretaciones "palabra a palabra", con diccionario.
Pero aunque sea una proporción desconcertante no lo es menos que la Tradición Judeo-Cristiana muestre tanto y más interés por los "barcos" o todo aquello que se le asemeja.
Acaso otra novedad del Cristianismo, frente a la proporcionalidad estética de los idólatras, fuese el interés por el Ritmo. Pero el Ritmo sólo se basa en determinadas repeticiones e iteraciones...
Y el Ritmo Cristiano de sus baladas principales, sorprendente, lo marcan elementos
unidos todos a "espina de pez"...
-Véase mi artículo Del Buen Pastor y del Mejor Cordero o la Ley de Entropía y desenfadado recreo por el antiguo Simbolismo Cristiano en Revista Oficial de la Semana Santa de Mérida, pp. 16 y 17.
Pero aún conservo, y no me gusta, cierto gusto refinado por la crítica sincera y zahiriente como muestra un soneto de mi adolescencia sincera y que habría de seguir transcribiendo pero del que sólo transcribiré el primer cuarteto por consideración lejana a la protagonista de la que sé, por Intenert, de su existencia:
¡Oh¡ luctuoso tonel de grasa,

hermoso garbanzo manchego

con digno respeto te entrego

esta salutación sin tasa.
Perdón.
Labios Compartidos